Palenque venía de un local pequeño y exitoso, pero al crecer, necesitaba más que metros cuadrados: necesitaba una dirección clara y una identidad coherente. Su nombre original, Palenque Caribbean Food, ya no reflejaba todo lo que ofrecían ni aquello con lo que su público los identificaba.
La estrategia se centró en reconectar la marca con su origen y propósito, rescatando la esencia colombiana como hilo conductor de toda la experiencia.
Así nació Palenque Comida Colombiana, un nombre que reafirma su identidad y su vínculo emocional. El diseño interior, por su parte, tradujo esa búsqueda en un espacio que cuenta historias a través del color, la atmósfera y la emoción.
Un proyecto que demuestra que crecer no es perderse, sino redescubrir quién eres y contarlo con más fuerza.
La propuesta espacial estructuró el restaurante en ambientes temáticos, cada uno con una narrativa propia que despierta curiosidad y conexión.
El rojo homenajea la fuerza de las palenqueras, el turquesa refleja la calma del Caribe y el amarillo celebra el realismo mágico de García Márquez.
Más que una puesta en escena de color, se trata de una experiencia sensorial que invita a descubrir la historia desde la emoción.
Así, el restaurante trasciende su función gastronómica para transformarse en un recorrido simbólico por la cultura colombiana, donde el diseño habla y el color se vuelve propósito.